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Javier Hourcade Bellocq

¿Es la PrEP un producto de elite?


Aún cuando los gobiernos latinoamericanos siguen muy resistentes a la idea de incorporar la Profilaxis Pre-Exposición en el caja de recursos para prevención del VIH, la PrEP llegó para quedarse. Es sólo cuestión de tiempo.

Pero hoy quienes tienen acceso a la PrEP son:

  • Personas de las clases medias altas y altas que tiene acceso a la información y recursos financieros, viajan y pueden comprar la PrEP fuera del país durante sus vacaciones, on-line o en farmacias. Están dispuestos a pagar entre 900 a 1500 dólares americanos al año.

  • Personas que participan en estudios demostrativos o pilotos de la PrEP, estudios de pequeña escala que proveen la PrEP gratis durante la duración del estudio. La realidad es, que aunque es un comportamiento pobremente ético, los participantes de estos estudios se quedarán sin la PrEP al concluir la prueba clínica.

Todavía, la PrEP es un lujo sólo disponible para unos pocos con muchos recursos. Casi un producto de consumo aspiracional, podríamos trazar el paralelismo que la PrEP es el iPhone de la prevención, cuando el condón parece haber quedado como el Motorola o Lenovo de este mercado de la salud. Ambos sirven para los fines que fueron creados, pero hay algunas diferencias. Como con los teléfonos más económicos, en ocasiones (si no usan bien) lo “barato sale caro”.

Hay una realidad sobre la que pocos hablan, con sinceridad plena, y es el bajo uso del condón. Pero esto no es producto de la PrEP, hace décadas que un porcentaje muy alto de la gente no usa el condón en forma correcta y consistente. Ya poco importa saber los porque, pues en todo caso el fracaso rampante de la prevención basada sólo en el cambio del comportamiento es un hecho irrefutable. Los Estados y sus Gobiernos, las Agencias y la Sociedad Civil seguimos informando anualmente, estadísticas de dudoso origen, que describen un triunfalista, uso mayor e irreal de condones, que queda rápidamente desautorizado por el aumento sistemático de los casos de nuevas personas infectadas por el VIH.

La aparición de estas tecnologías de la prevención ha generado un movimiento publico y privado anti-PrEP que demuestra en algunos colegas una actitud conservadora, con poca adaptación al cambio, con algún grado de desidia (por leer por ejemplo), persistiendo el naufragio de las intervenciones de la ciencia sociales y comportamentales. Y denuncian la denominada medicalización, que no es otra cosa que la resistencia en reconocer, "mucho que nos pese", que la solución más innovadora proviene, una vez más, del lado la ciencias médicas. Lo peligroso es que este estado de resistencia y negación se traduzca en un escollo, en una barrera circunstancial, para lograr un acceso significativo a la PrEP. Las personas que viven sin VIH tiene derecho a pertenecer negativas como aquellas que viven con VIH tienen derecho al tratamiento.

La PrEP sólo logrará su mejor resultado cuando sea distribuido a gran escala, junto con preservativos y lubricantes, y no hablamos aquí de grandes números absolutos, sino de cubrir a la mayoría de las personas elegibles, aquellas con un riesgo significativo al VIH. Más allá de las compras de los usuarios, los programas son hechos a medida para cada contexto.

Mientras tanto, cuando se trata de sacar la cartera para pagarla, sólo seguirá estando disponible para unos pocos, los de la punta de la pirámide. La mayoría de las personas que necesitan la PrEP, solo accederán si los programas de los gobiernos la proveen libre de costo. Además, ha quedado probado que muchos ministerios pueden hacer uso de mecanismos para comprar a precios accesibles y sostenibles, esto no sucederá con individuos en las farmacias.

También, debemos poner un coto al numero creciente de pilotos y estudios demostrativos, pero algo redundantes, pues ya sabemos que la PrEP funciona con altísima eficacia en el cuerpo de los “terrícolas" más allá de donde esta persona viva.

La PrEP es la misma, y funciona para un Gay en Caribe, una Trans en Sudamérica, una Trabajadora Sexual en África y un usuario de drogas endovenosos en Europa del Este, no necesitamos un estudio para cada región o país. Hay evidencias también de la alta aceptabilidad (en países mas o menos desarrollados) siempre que estos se entreguen en forma gratuita. La gente quiere usar la PrEP si pueden acceder a ella, y sabemos que serán más adherentes que lo que los detractores pregonan.

Por eso, desde Quiero PrEP hemos lanzado una campaña para promover el acceso de las y los latinoamericanos a la PrEP, no sólo para una elite, o para una muestra representativa en un estudio limitado, sino para toda la gente que la necesita.


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